lunes, 2 de diciembre de 2013

Reminiscencias Barrocas: La imaginería de la Semana Santa de Popayán

Esta entrada nace al partir de la propuesta del Módulo 2 del curso on-line de Miriadax titulado: Arte Latinoamericano con Énfasis Colombia (Universidad de Pereira). Decidí que a partir del enfoque: religiosidad y escultura estudiar la Semana Santa en Popayán como expresión barroca que se ha dilatado en el tiempo.
Soy Granada (España) y he crecido asistiendo a las procesiones de Granada y Almería. Actualmente resido en Sevilla y me es inevitable "huir" del espíritu "semanasantero" que tiene esta ciudad tiene. En la misma medida tuve la irrepetible oportunidad de visitar Popayán (por desgracia no en Semana Santa) y conocer su Museo de la Semana Santa, intercambiar opiniones con restauradores, imagineros y cargueros... y he de reconocer que ha sido una de las experiencias más maravillosas de mi vida... me sentí en mi hogar.
Esta entrada se la dedico a Diego Bernal Botero y a Alejandra Jojoa Tobar que me descubrieron Popayán y sus secretos; y a Rafael Esquivias Ramírez que está haciendo que me enamore de la Semana Santa Sevillana.
     BREVE REPASO HISTÓRICO DE POPAYÁN
Mapa del municipio de Popayán, Cauca (Colombia)
Popayán se fundó en 1536, desde sus primeros años se convirtió en una ciudad muy importante debido a su posición estratégica: era el camino obligatorio de descanso entre Lima y Quito en el sur y Santa Fé de Bogotá. La riqueza de sus recursos también fue importante para convertir la ciudad en un punto de avanzada importante durante el periodo colonial (URRESTE, 2008: 326-327).
Veamos las palabras de Vergara y Vergara, escritas a mediados del siglo pasado (guardamos la ortografía original) (SEBASTIÁN):
"Popayán reunió pronto en su seno un centenar de hidalgos que tenían pergaminos en España i minas de oro en Barbacoas i en el Chocó, es decir, que habían visto i tocado la tierra de promisión que Balboa entrevió, Pizarro orilló i Robledo soñó
La gobernación de Popayán, creada en 1540, comprendía las jurisdicciones de Popayán, Neiva, Cali, Timaná y todas las tierras conquistadas por Belalcázar y sus tenientes, con excepción del territorio de Quito. Su primitiva extensión fue de más de 30.000 leguas cuadradas. A causa de la guerra sin cuartel que desencadenó la terrible tribu de los pijaos, el desarrollo económico sólo llegó a realizarse en la segunda mitad del siglo XVII y en la primera del XVIII; cuando fueron derrotados los agresivos indios, se hicieron posibles las comunicaciones y la explotación de los recursos naturales de la extensa comarca(SEBASTIÁN).
La riqueza de la región tuvo un auge extraordinario a partir de 1690, cuando se descubren los primeros yacimientos de oro en el Chocó, los cuales serán de propiedad de las principales familias de Popayán. Las fortunas que se gestan en la explotación minera, agrícola y en la actividad comercial, producirán excedentes que permitirán la construcción de un centro colonial y la adquisición de valiosas obras de arte (JARAMILLO AGUDELO). Las viejas explotaciones de La Plata, Mariquita y Pamplona fueron abandonadas por su pobreza, centrándose la atención sobre el occidente de la Nueva Granada. Aquellos empresarios payaneses unieron a su prestigio económico una destacada posición política y social. El presidente de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada escribía en 1727 que "el oro que se saca del Chocó es parte de los dueños de minas, que todos son vecinos de Popayán.  Más de 30.000 pesos de oro fino se extraían al año en Almaguer. El quinto que pagó la provincia de Popayán al rey, en 1778, alcanzó la suma de 18.070 castellanos. Los señores de Popayán, movidos por la riqueza aurífera, introdujeron varios miles de esclavos para el laboreo de las minas, llegando a ser esta empresa la principal de las gentes payanesas, con lo que lograron una preponderancia en el mundo colonial (SEBASTIÁN). Pero finalmente la liberación de los esclavos dio al traste con esta economía tan lucrativa (SEBASTIÁN).
En resumen, desde su fundación, Popayán fue un centro político-administrativo y religioso de gran importancia en la región. Situación que, junto con su actividad económica, le permitió adquirir trabajos artísticos provenientes de Quito y Europa y que se han convertido hoy en el legado histórico de la ciudadanía. Este intercambio cultural entre las regiones lo facilitó, desde un principio, la misma estructura de la administración española ya que desde el punto de vista político-militar y administrativo, Popayán dependía de Santa Fe, pero judicialmente perteneció a la Audiencia de Quito (JARAMILLO AGUDELO).



CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA IMAGINERÍA BARROCA EN LA NUEVA GRANADA: EL CASO DE POPAYÁN
Además de la religión y el idioma, los misioneros de la España conquistadora, empezaron a trasladar cantidades de imágenes escultóricas y pictóricas desde el continente europeo, siendo éstos sus mejores instrumentos de catequesis. No eran fundamentalmente obras de arte, pero -en todo caso- fueron eficaces en su misión; además de ser las iniciadoras y base del arte occidental del nuevo continente. Eran épocas del alto Renacimiento durante las cuales se traían copias, especialmente grabados, de las imágenes religiosas, anotando que no estaban acompañadas por artistas reconocidos (Recopilatorio Módulo 2: Arte Colonial a partir de Colombia).
La iconografía religiosa arribó con imágenes no solamente de mármol sino de madera. Ejemplo de ello es la “Virgen de la Conquista”, hoy en Bogotá, de taller sevillano; traída por Gonzalo Jiménez de Quesada como "escultura de bulto redondo". Otra imagen andaluza que se tomó como modelo de arte, es la “Virgen del Rosario”, la cual permanece en Popayán; lo mismo que un descendimiento hecho por Vázquez: “el Viejo” en la ciudad de Tunja (Recopilatorio Módulo 2: Arte Colonial a partir de Colombia).
Durante la segunda mitad del siglo XVIII la Ilustración empezó a notarse y la cultura barroca, de inspiración hispánica, con espíritu criollo, entró en decadencia. La nueva generación ilustrada superó los intereses puramente estéticos del barroco, abriéndose al pensamiento científico y político. Los últimos años del siglo XVIII son de gran auge cultural, las nuevas ideas interesaron a varios círculos sociales, así que no sólo en Santafé, en Popayán también surgió un gran foco espiritual, creado por Félix de Restrepo, discípulo de Mutis y de Moreno, en el que se formaron Zea, Caldas, etc. Aquí nos limitamos a la consideración de los valores puramente artísticos, y en consecuencia afirmamos que la nueva tendencia neoclásica encontró en la austeridad y mesura neogranadinas un terreno apropiado. En Popayán, el punto de partida de la tendencia neoclásica lo señala el obispo Velarde, que, en 1788, recibió el encargo de reconstruirla catedral, y para ello pidió planos a la Academia de San Fernando. Luego, Marcelino Arroyo, sacerdote payanes, parece haber dado ese aire de prestancia que tienen muchas casas patricias de la ciudad. (SEBASTIÁN).
El barroco se caracteriza por su dinamismo y movilidad. Las cosas se ven en movimiento, en proliferación y abundancia, de ahí su nombre. Un punto interesante en el barroco criollo es el dorado, con el pan de oro, que consiste en realizar la talla del altar ensamblando sus piezas y entrando en el proceso de pulido y taponado de los poros de la madera, utilizando para ello lija y cola, además de una capa fina de arcilla que sirve de base a la laminilla de oro de 20 quilates, lámina delgada que se pega a la arcilla húmeda. En este tema los indígenas eran versados por lo cual se les encomendaba la realización de las tallas en madera, con influencia de las escuelas del sur como la de Quito y la de Perú. Los mejores orfebres fueron inspirados por estas escuelas (Recopilatorio Módulo 2: Arte Colonial a partir de Colombia).
La escultura en madera siguió también este proceso, dentro del cual no se trabajó ni el bronce, ni el mármol, siendo un arte eminentemente religioso con imágenes de bulto de las cuales vemos las quiteñas, como las de Ibarra, donde se siguen las mismas técnicas por tradición. Las imágenes de estas escuelas vienen de los talleres de Caspicara (nombre indígena de escultor quiteño Manuel Chili), quien se especializó en los cristos caracterizados por un enorme dramatismo en las imágenes, para proyectar un estado de conmoción o misticismo y manierismo, con la intención de manipular el inconsciente colectivo de los indígenas o nuevos cristianos (Recopilatorio Módulo 2: Arte Colonial a partir de Colombia).
Las esculturas de Pedro Laboria se reconocían por una cierta gracia, representada en algunos rasgos melodramáticos y manieristas o cursis, como el caso de los niños dioses con expresiones en los rostros y vestimentas que reflejan el contexto de la época (Recopilatorio Módulo 2: Arte Colonial a partir de Colombia).
El más importante de este período fue Francisco de Legarda, creador de las vírgenes bailadoras paradas en una media luna. La patrona de Quito es una virgen bailadora (Recopilatorio Módulo 2: Arte Colonial a partir de Colombia).

La iconografía de la Nueva Granada es importada por el sur, siendo especialmente significativa la técnica del encarnado, consistente en tomar la madera tallada y generarle la piel y las vestimentas utilizando el dorado, es decir, darle apariencia de piel, casi como se hace con el pan de oro. Esto se aplicaba a las manos, pies, rostros y brazos (Recopilatorio Módulo 2: Arte Colonial a partir de Colombia).

Se comienza a utilizar el vidrio para representar los ojos que, hasta el momento, formaban parte del mismo material de la talla de las esculturas. Como pretendían inspirar fervor religioso no se preocupaban de la belleza, pero utilizaron -para impresionar- joyas de plata y oro para lucir en los días de semana santa, las cuales guardaban en lugares especiales y eran donadas por familias de Popayán y Mompox, tradición española de las escuelas sevillanas (Recopilatorio Módulo 2: Arte Colonial a partir de Colombia).

La pintura y la escultura apenas tuvieron vida autónoma, así que la mayor parte de lo existente es "arte de aluvión", procedente en gran parte del emporio quiteño y de Europa. A Popayán no solamente llegaron cuadros quiteños en gran cantidad sino que algunos artistas de Quito se establecieron más o menos temporalmente en la ciudad. Varias tendencias de la pintura quiteña están representadas, y casi todos los lienzos corresponden al último cuarto del siglo XVIII. No ignoramos la presencia de una escuela local, formada por artistas payaneses que trabajaron en la Expedición Botánica, pero su obra nos es desconocida. Manuel José Xironza fue llamado por Mutis "el Maestro de Popayán", que estuvo trabajando durante cuatro años en la Expedición (1791-1796); quizá tenga alguna relación con los legos franciscanos fray Joaquín y fray Lorenzo Gironza, hábiles carpinteros payaneses que profesaron en 1779 y 1774 respectivamente. Nicolás José Tolosa estuvo  en la Expedición de 1795 a 1799; José Antonio Zambrano, de 1796 a 1798; el pintor Valencia desertó al año de pertenecer a la Expedición (1796-1797); y, finalmente, Félix Tello intervino de 1792 a 1799; quizá estuviera emparentado con Pedro Tello, artista quiteño (SEBASTIÁN).

SEMANA SANTA EN POPAYÁN

Se cree que sus orígenes se remontan al año 1556 cuando fue traída por los españoles como parte de su calendario de celebraciones católicas (CUERVO). Con la conquista española llegó la evangelización y con ella las fiestas religiosas en honor a los santos de la Iglesia. Una de esas expresiones fue precisamente la de las procesiones en las que el clero reprodujo los desfiles sacros realizados en España y que tuvieron gran acogida entre los indígenas porque permitían visualizar lo sagrado a través de la imaginería (CUERVO).
Lo que para el creyente es una expresión pública de la fe, se convertirá para las autoridades de la colonia en un modo de control, sujeción y jerarquización. La procesión (de semana santa o de cualquier otra festividad), estudiada desde el presente es la plasmación idealizada de cómo la sociedad ha de estar organizada: el orden de los penitentes, quién juega cada rol, quién ocupa cada alto cargo, dónde se hacen las paradas del paso, etc. Trasladado al Popayán de tiempos de la colonia fue una manera de tratar de encajar en a esos nuevos territorios conquistados en esa cuadrícula de la “procesión” que implantó la administración colonial a través de su brazo religioso. Era la manera más plástica de evangelizar, ordenar y sujetar.
Una de las primeras referencias a la celebración de la Semana Santa en la capital caucana la hizo Juan de Castellanos en sus Elegías de varones ilustres de Indias, cuando narró cómo en el año 1556 se planeó durante la Semana Santa una conspiración de rebeldes peruanos que fue finalmente sofocada. En 1558 Felipe II suscribió las cédulas reales que autorizaban las procesiones en Popayán. Sin embargo, la tradición tiene un fuerte contenido oral ya que no se han encontrado descripciones pormenorizadas de los siglos XVI y XVII, como si sucede a partir del siglo XVIII (CUERVO).
Las procesiones de Semana Santa no han tenido una historia estática. Inicialmente participaban únicamente personas humildes que se encargaban de cargar las andas muy sencillas las imágenes traídas de España. No obstante, las procesiones se fueron enriqueciendo debido a la prosperidad económica de la Gobernación de Popayán, cuya economía se basaba en la minería. De hecho, el sector minero impulsó la agricultura y el comercio y permitió a la élite payanesa acceder a libros, pianos, obras de arte, mobiliario y objetos suntuarios para sus casas e imágenes con piedras preciosas y adornos de oro y plata, retablos, tallas, alhajas, coronas, adornos y piedras preciosas destinados a templos, conventos y cofradías (CUERVO).
Así, el progreso económico llevó al aumento y enriquecimiento artístico de los pasos, a la introducción de nuevos elementos en los desfiles sacros y permitió la construcción de templos y capillas. Adicionalmente, se hizo habitual que las personas adineradas dejaran en sus testamentos valiosos tesoros y obras de arte a la Iglesia (CUERVO).
Por otra parte, es importante anotar que desde sus inicios, las procesiones de Popayán han tenido una estricta organización, respetada por toda la comunidad a lo largo de su historia. De ahí que esta tradición esté tan arraigada en el sentimiento colectivo. Se sabe, por ejemplo, que el civismo y el ornato se impusieron como norma para darle todo el realce a esta celebración. De esta manera, una especie de decreto municipal, que reposa en el Archivo Histórico de la Universidad del Cauca, ordena el enlucimiento de la ciudad –pintar de blanco todas las fachadas por donde pasan las procesiones (CUERVO).
Dicha disposición, que rige para la Semana Santa, tiene una tradición de siglos, ya que el documento está fechado el 29 de marzo de 1675 y estipula que todas las personas, vecinos y moradores, limpien cual la parte que pertenece de la calle y el solar (CUERVO).
A pesar de los múltiples cambios de gobierno y de guerras civiles, las tradiciones heredadas de la época colonial subsistieron y reglamentaron. La realización de las procesiones ha estado en manos de los laicos, en quienes los curas párrocos delegaron, a través de la figura de la sindicatura, el mantenimiento, arreglo y cuidado de los pasos (CUERVO).
La institución de las procesiones se ha mantenido porque contra todo lo que se cree, no es solamente una élite la que participa en ella. Debajo de las andas no ha distingo social ni económico. El barrote es transmitido de padres a hijos, bien sean descendientes de las familias tradicionales o de ciudadanos anónimos. Igual sucede con quienes desempeñan labores en las procesiones, como los síndicos, regidores y sahumadoras (CUERVO).


Ejemplos

Cristo cautivo (Iglesia de San Francisco, Popayán) {Archivo personal}

Soldado romano, escultura de bulto redondo (creemos que la imagen es posterior al período que abordamos en el post) (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Jesús cautivo escoltado por soldado y judío, tallas de vestir (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Paso de la Semana Santa Chiquita, talla de Cristo yacente (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Nazareno con la cruz a cuestas (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Piedad de la Semana Santa Chiqita (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Soldado romano (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

La Virgen María y San Juan al pie de la cruz en el Calvario (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Jesús despojado con soldados azotadores (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Estructura de talla de vestir (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

 (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Estructura al descubierto de talla de vestir, era más fácil de prosecionar porque pesa menos y da más naturalidad con el movimiento de las telas de los vestidos (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Sumo Sacerdote del Sanedrín, talla de vestir (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

 
Soldado de la bofetada (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}


Jesús cautivo escoltado por soldados, tallas de vestir (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

(Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Detalle de soldado con los ojos de vidrio (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Detalle de Jesús despojado (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}
Peana repujada (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

Cristo resucitado (imagen de factura posterior al contenido de nuestro post)
 (Museo de la Semana Santa, Popayán) {Archivo personal}

VÍDEOS PARA COMPARAR

Entrada del Cristo del Gran Poder 2012 (Sevilla, España)

Semana Santa Chiquita 2010 (Puente Genil, Córdoba, España)

Semana Santa 2010 - Vídeo realizado por el Instituto de Patrimonio Histórico de Andalucía (Alcalá la Real, Jaén, España)



BIBLIOGRAFÍA

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